Parí a mi Hijo menor a través de una Cesárea Necesaria y Respetuosa

Este embarazo fue intenso, ya lo he dicho… me puso en contacto con aspectos míos jamás antes explorados… Dejar, soltar y tomar solo aquello que ahora nutre!

Ocho semanas antes del nacimiento de este, mi segundo hijo, vi en una ecografia que mi hijo estaba en una posición que se hacía compleja la idea de un parto vaginal… Sin embargo, aún faltaba mucho para pensar en eso! Y a pesar de tener tiempo para que todo estuviese en orden para un parto vaginal, natural que tanto soñaba… Algo en mi Mente-Corazón-Cuerpo se empezaba a preparar para algo diferente.

Era riesgoso apostar por un parto natural pensando en los riesgos que ello implica; por una parte en mi país y particularmente en la ciudad donde vivía en ese entonces, no había experiencia en partos vaginales con un bebé en posición podálica y también considerando que tenía una cesárea previa, era aún más riesgoso… Una cesárea con la que cargaba con una tremenda cicatriz en el corazón. Ya que la violencia obstétrica vivida, las manos poco amorosas que me sostenían en ese entonces y la negligencia, hacían de esa cesárea no solo una experiencia traumática! Sino que además delineaba una historia de dolor en mi primera experiencia de parir.

Mi Vicente, mi segundo hijo ahora había decidido este camino para nacer… es el camino que buscó dentro de mí para llegar desde mi vientre a mis brazos. Y es algo que decidimos también respetar. Hice de todo lo que estaba a mi alcance para ayudarlo a que se diera vuelta!! (ejercicios, acupuntura, reflexologia, todo!) pero como dijo mi Doula… “Es la forma que él busco para nacer… Honrando la puerta por la que nació su hermano”

Otra cosa que vimos en la última Ecografía que hicimos fue el largo del cuello de mi útero. Porque días antes de que naciera mi hijo, habia estado con más contracciones de las habituales (en varias oportunidades teniendo más de 5 en una hora y cada una de ellas con una duración de 1 minuto o 1 minuto y medio) y un poco más molestas que las clásicas “Braxton Hicks” … Así que ya estabamos con algunos signos de prodromos!!’ Y eso  fue algo que me dio tranquilidad! Ya que me dijo el doctor que de todas maneras habría nacido en estos días! Me hizo una cervicometria y efectivamente el cuello estaba más corto… De hecho bien en el límite para las semanas que tenía. Por lo tanto, el camino a nacer ya lo había empezado mi hijo.

Conversamos con mi Matrona y Ginecóloga y dadas las circunstancias y considerando mis antecedentes, y el hecho de que mi Vicente estaba dando señales de que pronto nacería… programamos una cesárea para seis noches más! Y así evitar que hubiese ruptura de membrana o un trabajo de parto que avanzara rápido debido a que el cuello ya se estaba borrando…ya que tampoco la idea era correr y hacer una cesárea de urgencia… Ya que es más difícil hacerla respetuosa y amorosa… Y además operar de urgencia o con mucha dilatación tendría algunos factores en contra… Programarla fue como preparar nuestra cita a ciegas con todos los detalles importantes para nosotros!

Puras mujeres en pabellón… Todas amorosas y dispuestas a recibir a mi hijo en un ambiente amoroso y cálido!! Mi mamá era la Neonatologa lo cual tuvo un significado muy potente de sanación.

Sentía que este nacimiento venia a sanar, venía a reconciliar mi propia cesárea. Esta cesárea no era desde la urgencia… Era NECESARIA y no había violencia obstétrica que amenazara un nacimiento respetuoso!

Sentía desde el corazón que esta cesárea serviría para reconciliarme con las cesáreas de las mujeres de mi familia, cerrar un ciclo y cortar cadenas. Si se puede nacer de manera amorosa y consciente… Incluso cuando es por medio de un parto por cesárea.

La Anestesita dulce y amorosa! Tomó en cuenta mis miedos (En mi cesárea anterior, la anestesia no me tomó de primera y sentí los primero cortes del bisturí en pabellón!! Fue tremendamente traumático!!! Y además terminé con una complicación de la anestesia… Que se llama “cefalea post raquídea… Que tiene que ver con que se pasan de largo de donde deben pinchar y eso genera una “filtración” del líquido cefalo raquídeo y la solución la mayoría de las veces es meter 20 ml de sangre a través de la columna, para generar lo que se llama un parche de sangre con fin de generar un coágulo que cicatrice la filtración.

La matrona escuchó, sintonizó y empatizó conmigo y me puso la dosis necesaria para que no tuviera que estar tanto tiempo en la sala de recuperación.

Luego del susto y la tensión que sentía cuando me pusieron la Anestesia… Quedé en un estado  de tranquilidad y paz… Preparada para recibir a mi hijo!

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Mi equipo por completo detrás mío.. Me sostenían desde el amor y yo no tenía esa barandilla que ponen para separarte del campo estéril de la operación! Solo una sabana sobre mi cuerpo desnudo. Mi equipo quería que yo fuera testigo y participe del nacimiento de mi hijo!!

Una vez empezando la cesárea… Se me viene a la mente la sensación de que se estaba sanando la cesárea anterior que había sido en extremo traumática…después supe que en ese momento la Ginecóloga estaba removiendo la cicatriz de la cesárea anterior, para que solo quedara la de ahora…

Luego de unos minutos, La matrona se acerca a quien me acompañaba y le dice «cuando yo te diga vas a levantarla un poco para que ella vea cuando nace Vicente“….

Pasa un rato y le dicen “ ahora!!“… Me sostienen suave afirmándome desde la parte superior de la espalda y me incorporan para quedar inclinada en 45 grados! Y empiezo a ver desde primer plano como esas mujeres sacaban suave y respetuosa a mi hijo… Le hablaban suave y casi no había luz en el pabellón… Antes de partir el equipo médico había bajado las luces al mínimo, y cuando lo empezaron a sacar, dejando que saliera prácticamente solo, sin forzar su salida, cual parto vaginal, mi Ginecóloga le dice a alguien “¡saquen la luz! sáquenla para que nazca suavecito!” … Yo miraba con los ojos llenos de lágrimas.. Sin creer lo que veía!!! Era un parto!!! Estaba pariendo a mi hijo!! No había sangre, no se veía una cirugía. Solo se veía a mi hijo salir lento desde mi cuerpo!

Lo sacaron con cordón y placenta! Todo junto! Para que el cordón cortando el cordón umbilical cuando éste dejara de latir. Todo esto al unísono de la canción “Black Bird” de los Beatles que se intercalaba con la canción “El día feliz que está llegando” de Silvio Rodriguez.

Lo ponen sobre mi vientre mientras el cordón dejaba de latir… lo pasan suave por debajo de la sabana que yo tenía sobre el pecho y queda sobre mi piel, nos miramos! El suelta un llanto fuerte, Como diciendo acá llegue!!!! Y mágicamente a los minutos de estar conmigo donde nos tocábamos y nos llenábamos más y más de amor… Mi amado y tan soñado hijo se prendió a mi pecho!! Y ahí, en pabellón empezó nuestra lactancia!

Lo otro que pude hacer es llevarme nuestra  placenta y pasársela a una matrona que trabajaba junto al equipo médico que nos acompañó, para hacer medicina placentaria.

Fue una experiencia hermosa, sanadora y transformadora! Cuando me convertí en madre por primera vez, toqué el cielo, bajé y subi… Nací como mujer madre y mi vida cambió para siempre! Hoy… Al convertirme en madre por segunda vez, volví a mutar! He vuelto a tocar el cielo, ahora con nuevos aires, tomada de la mano de recuerdos que ya no duelen. Son más bien sabiduría que llena una parte de mi ser y comparte forma con esta nueva mujer madre en la que me he convertido! Siempre con sombras y luces y amando como nunca pensé.

“Nunca es Tarde…Siempre se puede”

Twitter: @mariajosegasc
Instagram: @psic.mariajosegasc
Facebook: Ps. María José Gasc


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