¿Qué nos pasa a nosotras las mujeres cuando nuestro cuerpo rompe como volcán y damos vida?, ¿Qué pasa cuando re nacemos al devenirnos madres y ahora, en un cuerpo nuevo, diferente, cansado?
Comienza a surgir esta potente fusión con nuestro bebé, la cual se venía «cocinando» desde el vientre.
Nos bañamos e inundamos de hormonas que nos ayudan en la vinculación con nuestro bebé, a la vez que el cuerpo se sintoniza con lo mas primitivo y todo suceso biológico en el cuerpo de quien pare, está al servicio de la cría, entramos y nos sumergimos en las olas de Puerperio.
¿Qué le ocurre al hombre en esta etapa?
Muchas veces llegan consultas o acusan recibo, de no ser escuchados, de tener la sensación de ser invisibilizados o incluso sintiendo un grado de anulación por parte de la sociedad respecto de su rol como padre en la crianza.
Sin embargo, a lo largo de los años, se ha podido ver, de qué manera el padre ha sentido un impulso en participara activamente en la crianza de sus hijos, sintonizando con los propósitos y lineamientos a los que hace referencia la «Paternidad Activa» , programa implementado por el sistema de protección integral a la infancia, Chile Crece Contigo.

En la gran mayoría de los casos, se ha visto que los hombres, al ser padres, la vinculación más potente ocurre una vez que el bebé ya ha nacido. Lo ven, acarician e incluso sólo con mirarlos se conectan profundamente con su hijo o hija, a diferencia de la mayoría de las mujeres, quienes se han conectado e iniciado la vinculación afectiva desde que están gestando.
Ellos, en cambio…Tocan, huelen, miran y se hacen a un costado. Se asombran, es todo mágico, quizás demasiado mágico que les cuesta creer que sea verdad.
Al llegar a casa, la madre (ahora púerpera) está cansada, con los pechos llenos de leche, algunas con un buen acople y lactancia ya establecida y otras luchando con dolores o batallas en una lactancia compleja y si hubo cesárea o un parto instrumentalizado donde la mujer ha sido intervenida (como una episiotomía) su llega al mundo de esta nueva maternidad, sintiendo en algunos casos mucho dolor. Esta nueva mujer, está agotada, y las energías en gran parte, al servicio de su hijo o hija, pues así manda el cuerpo y corazón.
Y ellos… Tocan, huelen, miran y se hacen a un costado. Se asombran, es todo mágico, quizás demasiado mágico que les cuesta creer que sea verdad.
Pongamos un ejemplo hipotético para ilustrar en nuestra mente, todo lo que podría estar pasando… «Son las 3 de la mañana, madre cansada, a penas ha dormido. Ha dado pecho o mamadera varias veces en la noche y mira como él duerme plácidamente, como si no supiera lo que está pasando.. y comienza a rumear múltiples pensamientos o ideas… “podría despertarse aunque sea para traer un vaso de agua”… “Y después se jacta diciendo que el bebé duerme toda la noche, cuando en realidad quien duerme toda la noche es él”… y sigue o puede incluso agudizarse… pues la madre puérpera está inmersas en las olas, suaves y a veces tormentosas del Puerperio.
¿Qué le pasa a este hombre que también re nace desde una nueva identidad de ser padre?

Sin perjuicio, de que este nuevo bebé sea su primer, segundo o tercer hijo o hija, este hombre al devenirse en padre, también vuelve a renacer, pero ahora con una nueva vida que entra en su mente y cuerpo. Cuerpo muchas veces cansado, agotado, sintiendo a ratos algo de celos, sintiendo exclusión social y personal, mientras observa una mujer que está entregando su cuerpo en un 100% a la vida, a la alimentación, a la sobre vida de su bebé. Y él Toca, huele, mira y se hacen a un costado. Se asombran, es todo mágico, quizás demasiado mágico que les cuesta creer que sea verdad.
Entonces comienza esa lucha, lucha de amor y admiración, lucha de intereses, donde hay un hombre cansado, con hambre y sueño y asítambién una mujer con hambre y sueño. Hay dos adultos y un recién nacido que llora, come y duerme, dos cuerpos donde hay momentos en los cuales entran en sintonía, pero otros no tanto.
Toda mujer tiene experiencias diferentes, y desde el discurso podemos leer o escuchar frases de desconsuelo, desamparo, admiración, agradecimiento y rabia o reproches hacia el padre de su hijo o hija. Muchas veces esto ocurre porque en ellos también resuena el presente, pasado y futuro de su propia experiencia infantil… entran en juego las sombras y luces del pasado; las necesidades no resueltas, los llantos no atendidos, las mamaderas vacías, los pechos secos y las piezas solitarias, el hombre también se sumerge en un Puerperio. Uno distinto al de la mujer-madre, donde no hay hormonas, no está esa “ruptura volcánica” que la mujer vive, pero definitivamente, el llanto de su cría, lo pone en contacto (al igual que a la madre) con aspectos infantiles del pasado.
¿Qué le pasa a ese hombre que duerme “plácidamente” en las noches mientras la mujer puérpera, con ojeras, pijamas mojados con leche y cansadas mecen al bebé?
Él muchas veces descansa o duerme, para salir al día siguiente a trabajar, descansa su cuerpo que toca, huele, mira… y se hace a un costado. Se asombra y siente que todo es mágico, quizás demasiado mágico que le cuesta creer que sea verdad.
Todos lo enfrentan y viven de distinta manera. Algunos desde el silencio, otros proactivos con ganas de mudar, mecer, hacer dormir, así como también hay aquellos que no se involucran mayormente. Pero, independiente de la vivencia de cada hombre, lo que sí es cierto es que “algo” pasa y a “eso” he decidido prestar palabras, y reflexionar sobre este “Puerperio” paterno, donde no solo inicia su paternidad respecto a este nuevo hijo/a, sino que también experimenta nuevos cambios, respira nuevos aires y emergen emociones nuevas.
Si queremos criar de manera consciente, desde una perspectiva respetuosa y consciencia con nuestros hijos, también debemos a través del ejemplo, mostrar respeto a los que nos rodean y sobre todo a los que rodean a nuestros niños y niñas, por ejemplo a su papá, sea o no pareja. Recordemos que la pareja parental no es lo mismo que la pareja conyugal.
No hay culpables, solo personas con historia, luces y sombras y no es la madre solamente quien necesita ser maternada y acogida en el Puerperio (y a lo largo de la crianza) también el hombre necesita ser informado y contenido, por otros hombres, mujeres, profesionales (en caso que lo requiera y busque) por la familia, amigos y la comunidad por completo, quien debe validar sus emociones y deseos de participar de manera activa en la crianza, siempre y cuando hablemos de una base respetuosa y siempre priorizando el bienestar superior del niño o niña.
La realidad, es que entre todos como tribu, necesitamos un sostén que emule una suerte de ronda, donde todos dancemos tomados de la mano buscando criar y cambiar la forma de vivir, erradicando posturas que promueven malos tratos; poniéndonos en contacto con quienes fuimos, con quienes somos y quiénes seremos.

La invitación es a entender y empatizar con ellos de la misma manera en que deseamos que nuestro hijo/a lo haga el día de mañana con otras personas, modelando con el ejemplo que entendemos que todos entramos en caos y que tal cual lo dice el famoso proverbio africano “Para criar un niño hace falta una tribu entera”, y creo fehacientemente que nuestros antepasados hacían alusión a ello, pensando justamente en la tribu entera, la cual se conforma por madres, abuelas y abuelos, tíos y tías, hijos e hijas mayores, y hombres que son padres, así como aquellos que no lo son.
Para lograr que las próximas generaciones, sean adultos sanos y seguros, donde críen desde el respeto y promovamos todos juntos un mejor desarrollo socioemocional (salud mental infantil) en nuestros niños y niñas, tenemos la responsabilidad de empezar con nosotros mismos.
Y recuerda que “Nunca es Tarde…Siempre se puede”

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