Vínculo de Apego; Intervención Temprana en sector Privado

Los últimos estudios han mostrado una gran prevalencia de problemas en salud mental infantil. Esto ha traído a la comunidad de profesionales de la salud mental, la inquietud sobre implementar nuevos programas de intervención y promoción de salud mental en primera infancia. Un reciente estudio arrojó cifras importantes que se situaban en rango clínico (16,2%) sobre problemas conductuales y afectivos en niños entre los 1.5 y 5 años de edad (Ortiz, Lecannelier, & Silva, s.f)

A la fecha en Chile, existen programas de intervención como el “Chile Crece Contigo (Sistema de Protección Integral de la Infancia) que busca mediante la promoción e intervención el cuidado respetuoso a todos los niños y niñas desde la gestación hasta los 4 – 5 años de edad.

En mi experiencia profesional y personal como madre, he podido observar que el ámbito privado en general no accede a este tipo de programas, así como tampoco las políticas publicas que promueven e intervienen en primera infancia, van dirigidas a sectores ABC 1. Sin embargo, a pesar de que las políticas públicas, como la mencionada anteriormente, van orientadas a toda la población Chilena, pareciera que los sectores mas acomodados no hacen uso de manera frecuente a estos servicios.

Antes de abordar las posibles razones a la base de esta problemática que debiese (creo yo) inquietarnos a nivel país, es importante centrarnos en algunos aspectos teóricos que nos hablan sobre la importancia de atender a las necesidades de nuestros niños desde el momento de la concepción.

En primer lugar, comprender la naturaleza inmadura con la cual nace el ser humano. Nacemos con menos de un 30% de desarrollo cerebral, por lo tanto un poco mas del 70% restante quedará sujeto a los cuidados que reciba el bebé, así como el ambiente en el cual se desarrolle.

Esta inmadurez al nacer, hace necesaria la presencia de una figura que pueda acompañar y regular al bebé. Acorde a la teoría del Apego, somos seres que al nacer buscamos la proximidad con un otro con el fin de poder sobrevivir. La necesidad del vínculo de Apego es una necesidad que todo ser humano tiene, independiente de las condiciones biológicas, genéticas o ambientales en las que haya nacido.


Vincularse con una figura que permita la sobre vida, es tan vital en el desarrollo como el comer y dormir. Todos los cuidados y vivencias en la primera infancia tendrán un gran impacto en el desarrollo neurológico del niño. (Maldonado, Lecannelier & Lartigue, 2008)


Entendemos como Vínculo de Apego, un subtipo de vínculo Afectivo, este último organiza un lazo afectivo con otro donde las emociones son intensas y la otra persona es percibida de manera irreemplazable (Fonagy, 2001).

Por otra parte, el Vínculo de Apego supone la necesidad de que la figura que busca el niño, sea quien responda ante la amenaza y el peligro. El Vínculo de Apego sería entonces también un Vínculo Afectivo, pero tiene la característica de buscar proximidad y seguridad ante situaciones de estrés, buscando al otro con fines regulatorios y satisfacción de seguridad (Bowlby, 1988; Sroufe, 1996).

En base a lo anterior, cabe destacar que todo bebé necesita de una figura que pueda responder a sus demandas físicas y afectivas, independientemente si este tiene mas o menos factores de riesgo asociados. Por lo tanto, como el bebé no nace de manera aislada, sino que dentro de un sistema, es fundamental atender a las necesidades del sistema en el cual nace el niño/a para así poder proveer un ambiente que permita que este 70% de desarrollo cerebral, se alcance en óptimas condiciones, por lo tanto la Intervención Temprana diseñada a la población económicamente protegida en Chile (de la misma manera que en poblaciones vulnerables), debiese tener a la base un modelo Ecosistémico como el propuesto por Bronfenbrenner (1987;2000), que permita comprender el fenómeno desde un prisma multidimensional.

Para lo anterior, es fundamental que los padres entiendan en primer lugar, que las interacciones cotidianas donde los bebés y niños tienen las necesidades de ser alimentados, cargados o consolados deben ser resueltas de una manera sensible y oportuna para así garantizar una relación sólida, cálida y consistente (Zero to Three, 2005). Esta es, a mi juicio, la base conceptual con la que se debiese abordar cualquier práctica por parte de un profesional que trabaje en primera infancia, por lo tanto la psicoeducación e intervención no solo debe ser orientada a los cuidadores, si no que también a todos los profesionales (Educadores/as, Médicos, Enfermeras, Auxiliares, Matronas, Psicólogos/as, Psiquiatras, etc.) que incidan de una u otra forma en el desarrollo de una embarazada, bebé, niño o niña.

Los cuidados parentales sensibles en la primera infancia en respuesta a las necesidades del niño, responden a un factor protector de su salud mental. (Goldstein, N., Larraín, C., Lecannelier, F. &Pollac, D., 2008), es por lo tanto necesario que el modelo de intervención pueda brindar apoyo y seguridad a los cuidadores, ya que son ellos quienes pulen el cerebro emocional de sus niños.

Mucho tiempo se aceptaron y validaron prácticas de crianza que en la actualidad están obsoletas, sin embargo pareciera ser que a los padres y madres aún les cuesta dejar de lado o cambiar el paradigma en la crianza, creo que esto puede estar estrechamente relacionado con un mensaje errado que se ha transmitido sobre lo que implica una crianza basada en el buen trato. Se ha asociado el uso del fular, lactancias prolongados, partos naturales y colecho (compartir la cama con el bebé) a factores determinantes de un vínculo de Apego Seguro. Si bien todos eso factores contribuyen a un vínculo sano y seguro, lo que realmente brinda seguridad en el vínculo es la respuesta pronta, afectiva y contingente a los estados de estrés del niño.

La “Sensibilidad Materna”, también aplicado al Padre, es un concepto que da cuenta de una base segura para los cuidados del bebé por parte de su cuidador. Esta competencia Parental implica: (1) Tener consciencia de las señales del bebé; (2) Tener una adecuada interpretación de estas señales; (3) Brindar al bebé o niño/a una respuesta apropiada y acorde a las señales entregadas; y (4) Una respuesta pronta a las señales emitidas por el bebé o niño/a (Ainsworth et al., 1978)

Es fundamental que tanto profesionales como la comunidad sean capaces de brindar apoyo a la familia en etapas de crianza. Cuando ya conocemos algunos lineamientos sobre prácticas que promueven una crianza basada en el respeto y el buen trato, debemos ser consecuentes con dichos lineamientos. Esto quiere decir que la metodología, tanto de la Intervención Temprana, como el apoyo de la red mas cercana a los cuidadores, debe ser desde la empatía, el respeto y entendiendo que todos los padres tienen la posibilidad de desarrollar competencias que les permitan criar de una forma que beneficie la salud integral de sus hijos/as, es decir toda familia tiene (en el caso que lo requiera) potencial de cambio.

Pienso que una primera aproximación es comprender esto desde las nociones de la Parentalidad Positiva, donde Rodrigo y colaboradores (2009) definen competencia parental como:

“aquel conjunto de capacidades que permiten a los padres afrontar de modo flexible y adaptativo la tarea vital de ser padres, de acuerdo con las necesidades evolutivas y educativas de los hijos e hijas y con los estándares considerados como aceptables por la sociedad, aprovechando todas las oportunidades y apoyos que les brindan los sistemas de influencia de la familia para desplegar dichas capacidades” (p. 115).


Entonces, si comprendemos que los cuidadores son capaces de desplegar competencias que promuevan un desarrollo socio emocional óptimo en sus hijos/as, podemos desde una paradigma basado en la Resiliencia proponer nuevas estrategias en la intervención donde se puedan aprovechar oportunidades de desarrollo donde tanto madres y padres sean capaces de potenciar aquello con lo que ya cuentan así como también enfrentar y trabajar en sus potenciales de cambio.

Sin embargo, cabe destacar que todo programa de intervención, sea aplicado a sectores públicos o privados, debe contar con profesionales formados en temas de salud mental en primera infancia, así como tener la capacidad de orientar la intervención de forma individualizada a cada familia y niño en particular. Hoy en día uno de los grandes conflictos presentes en el ámbito de la Salud Mental Infantil, es la escasez de profesionales especializados que brinden un servicio basado en la evidencia y ajustado a las necesidades particulares de los usuarios, lo cual nos sitúa en un escenario desfavorable y que abre nuevas reflexiones sobre el quehacer profesional en materias de Salud Mental Infantil. (Lecannelier, et al., 2008)

Por tanto, a modo de conclusión, creo necesaria la implementación de programas de Intervención especializados, basados en la evidencia que se rijan por un modelo ecológico no solo en sectores vulnerados por la pobreza, sino que también en aquellos segmentos pertenecientes a sectores económicamente protegidos donde pudiesen existir factores de riesgo que no han sido visibilizado aún por las políticas públicas, como por ejemplo familias disfuncionales en el sector privado, niños y niñas maltratados por sus padres mediante prácticas de crianza que son nocivas para la salud mental, por ejemplo Time Out, castigos, indiferencia, anulación, abusos, etc.

Un primer acercamiento podría ser que las charlas dictadas en los servicios de maternidad sean orientadas desde este enfoque, también realizar talleres de sensibilización a los profesionales de la salud en temas de Apego, Parentalidad Positiva, etc. Así como también incluir de manera obligatoria en todas las mallas curriculares de colegios particulares (públicos y también subvencionados), un espacio donde los niños y niñas desde sus inicios en la escolarización sean educados bajo lineamientos que promueven la salud mental. Si bien en la actualidad existen programas como el A.M.A.R Educadores creado por el CARE de la Universidad del Desarrollo , éste aún no es aplicado de manera ministerial a todos lo establecimientos educacionales del país.

El desafío entonces es grande, y creo necesario que el abordaje sea desde la urgencia para promover la salud mental desde la gestación en todos los sectores, tanto públicos como privados.  

 “Nunca es Tarde…Siempre se puede”

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Referencias Bibliográficas:

  • Ainsworth, M.D.S.; Blehar, M.C.; Walters, E. & Wall, S. (1978) Patterns of Attachment: A Psychological Study of the Strange Situation. Hillsdale, NJ: Erlbaum.
  • Bowlby, J. (1988). Una Base segura. Aplicaciones clínicas de una teoría del apego.     Buenos Aires: Paidós.
  • Fonagy, P. (2001). Attachment theory and psychoanalisis. Other Press.
  • Goldstein, N., Larraín, C., Lecannelier, F. &Pollac, D. (2008) Manual de Capacitación: Taller facilitando la relación de apego seguro madre-bebé. Centro de estudios Evolutivos e Intervención en el Niño
  • Lecannelier, F., Hoffman, M., Flores, F. & Ascanio, L. (2008). Problemas, proyecciones y desafíos en la salud mental infantil: la necesidad de reformular el rol profesional. Horizonte de Enfermería, 19, 1, p. 1-9.
  • Maldonado, M., Lecannelier, F., Lartigue, T. (2008) Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé. Perinatol Reprod Hum, 22, 15-25.
  • Ortiz, M., Lecannelier, F., & Silva, J. (s.f.). Tendencias de problemas de salud mental en niños de 2 a 5 años de la cuidad de Temuco. Manuscrito presentado para su publicación.
  • Rodrigo, M.J., Martín, J.C., Cabrera, E. & Máiquez, M.L. (2009). Las competencias parentales en contextos de riesgo psicosocial. Intervención Psicosocial, 18(2), 113-120.
  • Sroufe, A.L. (1996). Emotional Development. The organization of emotional life in early years. New York: Cambridge University Press.
  • Zero to Three (2005). Mentes Saludables: Fomentando el desarrollo de su hijo del nacimiento a los 2 meses. Recuperado el 28 de Mayo de 2014, de http://www.zerotothree.org

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